Historias x Elena: Arropame Y no se encuentra en ese cajón

Hace unos días, recibí una llamada de teléfono. Tras ella se presenta un periodista de Antena 3, y comienza su conversación así:
“vamos a hacer una noticia sobre los cierres de las tiendas en diferentes ciudades por la subida de la luz y, habiendo cerrado tu negocio recientemente por esa causa, me gustaría nos dieras la opinión”.

Me quedé ojiplática ante tal llamada.

Tras unas preguntas aclaratorias por mi parte al periodista, le pedí encarecidamente que no me incluyera en esa noticia, dado que Arropame Y no está dentro de ese grupo, le aclaro. No es que a mí no me afecten dichas subidas, pero mi cambio es debido a una evolución, una adaptación más en mis treinta y tres años de profesión.

Seguimos con la conversación y le amplió mi manera de ver la situación actual: las formas de vida, consumo, hace tiempo están cambiando para todos y, en mi opinión, no tiene sentido seguir con los mismos patrones. Tras la pandemia, se pone de manifiesto mi teoría, y entonces, decido con bastante vértigo e ilusión hacer cambios, entre los cuales se encuentra la ubicación, adaptándome de esta manera a los tiempos que vivimos, dirigiéndome a un público que valora el activo más importante: mi visión personal en la moda y aromas. Quiero atender a todo el que se acerque a Arropame Y con la dignidad que se merece, disfrutar de mi trabajo, ofreciendo lo mejor de mí.

Esta fue la razón por la que se cerró el Arropame de Buenos Aires, dando paso a pocos metros al siguiente proyecto ahora como Arropame Y, actualmente situado en Alameda Urquijo 12, Bilbao. Un proyecto donde la moda, los perfumes, la belleza, se juntan. En definitiva, mi mundo como siempre ha sido, pero ahora mucho más centrado: las cosas de Elena.

Una vez aclaro la noticia, tengo que reconocer que con cierto enojo le lanzo la pregunta: ¿No crees que en estos momentos que vivimos, este testimonio sería más interesante contarlo?

Su respuesta: “Sí, quizás… pero no ahora. Hoy la noticia es otra”. Así, de esa manera. nos despedimos, dejándome con una buena dosis de mal humor. Primero, pensé: “que mierda de profesionales que tiran de un cajón para sacar noticias sin investigar”. Segundo: “Qué poco interesa comunicar los cambios… Claro, estos no son sensacionalistas”.

Tras unos minutos de rabia, sacudí la cabeza y de nuevo la coloqué donde quiero que esté, sobre mis hombros, con los pies en la tierra, sabiendo que esta gira claro; a no ser que me hayan engañado, una servidora de la vida no quiere otra cosa que moverse con ella, disfrutar, luchar, aprender… y si la vida me da limones, le pido por favor que me enseñe a hacer limonada.

Gracias, gracias, gracias.

Las cosas de Elena

 

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