Historias x Elena: Pasar, mirar y entrar…
Historias X Elena. Pasar, mirar y entrar…
Si algo me está enseñando la situación que estamos viviendo, es lo importante de compartimentar el tiempo para poder disfrutar de las diferentes cosas que el día me ofrece.
Desde el traslado de Arropame a Bilbao, el trayecto del trabajo de vuelta a casa hacía que muchas noches, (y digo hacía) pasara por delante de un pequeño local, en el que la mirada siempre se me iba de reojo y, en mi pensamiento quedaba la pregunta: “¿Cómo será?” Os hablo del Bikale, un bar situado en Romo (Getxo).
No hace mucho tiempo, una de esas noches, mi paso por delante de él fue más calmado. Pude percibir una máquina repleta de quesos, y esto, hizo que definitivamente quisiera conocerlo.
Al finalizar el día, antes de llegar a casa, suelo dejar un pequeño compartimento, de esos que os he comenzado a hablar al principio, para poder desconectar.
Reconozco ser una persona exigente. Incluso a veces, yo misma me resulto cansina. Sé muy bien que la excelencia no existe, ni la pretendo. Sencillamente, me gustan las cosas auténticas, cada una en su contexto. Busco que mis sensaciones visuales, auditivas y olfativas se sientan reconfortadas.
Al entrar en el Bikale, pequeños y diferentes detalles llamaron mi atención positivamente, percibiendo alma y personalidad. Tras sentarme en la barra, comienza mi conversación con Jesús, y así descubro, en muy poco tiempo, su gran pasión: los quesos.
Me entregué a él. “Sácanos una pequeña degustación de esas maravillas, la que tu consideres, y un vino que lo acompañe”. Me resultaba difícil decidirme ante tal variedad…quesos seleccionados de las diferentes regiones de España, ingleses, franceses, suizos…
De fondo, la voz de Édith Piaf. No me lo podía creer. En un taburete, cerca de casa, y viajando por diferentes partes de Europa.
Siento que es el momento de mimar todo aquello donde el alma ocupa la primera posición, porque esto es algo que está en vías de extinción, y cuando esto suceda, entonces me pregunto “¿Qué será de mí?…
Ahora, cuando salgamos de este confinamiento, uno de los primeros sitios que voy a visitar va a ser el Bikale. Tomarme un vino en buena compañía, con ese queso picante y crujiente que Jesús sabe cómo se llama (una servidora se entrega al disfrute), y la música que vete a saber dónde me lleva…
Momentos con pequeñas conversaciones que no tienen precio y, como una apreciada clienta dice “te hacen ver la vida de otra manera”.
Si os apetece conocerlo y sacar vuestras propias impresiones, aquí os dejo su dirección: C/ Los Puentes nº6, 48930 Getxo.
No quiero terminar la newsletter sin deciros que también le podéis comprar a Jesús, de su selección, vuestros quesos favoritos, y hacer un buen y bonito regalo con sus cajas especiales.
Ya sabéis el refrán: un grano no hace un granero, pero ayuda al compañero.
Elena Mendiola.